31 de mayo de 2019
Me duele el propio pensamiento de vender mi cuerpo por momentos de placer, tal vez me extasiara tanto que podría tocar la comisura del amor, ¿amor propio?
Escucho los vacuos gritos de satisfacción, de pena y dolor.
¿Dónde estaba?
Escucho el llanto de la niña que alguna vez fui. Desesperada, abandonada.
¿Dónde estaba? ¿Por qué estaba?
No era más que un infante jugando a los grandes.
Me duele la experiencia pues no me conozco el philos, me duele porque no tengo amor.
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