12 de abril de 2020
Era un culero hijo de su madre.
No quería más que mi alma, me abandonó en el abismo haciéndome creer que todo era mi culpa, sus palabras eran sutiles espinas que cada vez se enterraban con más fuerza mientras crecían como plaga en mí.
Se mofaba de mi tragedia y numerosas veces me lo hizo saber y yo lo veía más que un ser humano, me manipuló al punto de creer que tenía control sobre mí, sobre mi vida.
Cuando abrí los ojos y salí de ahí, aún quería tenerme pero no cedí, sólo le quedó felicitarme por mi resiliencia y crecimiento, sin embargo yo sabía que sus palabras siseaban tragedia futura y así fue, me condenó con mi propia exigencia, con mi propia destrucción.
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