22 de marzo de 2020
Hasta donde recuerdo no he sentido un verdadero apego a mis padres y en específico a mi padre.
Me encuentro escuchando el repertorio de canciones con el que solía despertar los sábados y regreso a mis 7 años, una infancia borrosa, llena de noches de gritos y golpes, llena de dolor y frustración, evidentemente no la extraño pero no puedo evitar pensar en todo lo que hizo.
En que yo le tenía pavor, no podía siquiera hablar con él porque sabría que se enojaría, en el asco que sentía, en su rostro que irradiaba enojo y dolor cuando me gritaba, sin embargo ahora hay muchas cosas que entiendo.
No ha sido el mejor padre si soy honesta, recuerdo más las cosas malas pero si me duele su partida puesto que lo amo, a pesar de todo, lo amo, me enseñó las cosas más importantes de la vida y siempre ha creído en mí.
Solo espero encuentre su camino y pueda gobernar sus pensamientos para llegar a ser feliz, aún fuera de todo, estoy muy orgullosa de él.
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