17 de agosto de 2021
Del abismo no se aprende nada, leí, estás en él y no hay nada final o algo que entender, sólo eso, el abismo. Retumbaba en mi cabeza tratando de hacérmelo ver, tratando de que ahora fuera mío, que “del abismo no se aprende nada”, sin embargo, yo sí he aprendido de el, podría decir que incluso ha sido de mis mayores maestros.
Tantos años viví con él como con un amigo, un amigo tóxico cabe decir, pero cuando cambié la perspectiva entendí que siempre vivirás con él, siempre vivirás con depresión y algo que no te dicen es que no siempre es igual y precisamente, como no siempre es igual, debes entenderla, escucharla, entenderte, escucharte, qué necesita y qué necesitas tú para aceptarte y amarte en toda fase del proceso.
Con la muerte de mi gata estuve en otro abismo, uno muy grande, pensé que viviría todo la vida creyendo que no podría recuperarme de esta pérdida, porque también había aprendido a amar y ella era una expresión grande de aquel amor, sin embargo, entendí que se fue y que no pasaba nada si no la tenía conmigo, que amar también es dejar ir y aunque mis pensamientos egoístas predominaran en el momento, si alguien la mató, si no estuve para ella, si sufrió, si no la amé lo suficiente, mi culpa o culpa de alguien pero no veía por ella, que ya no estaba, que mis pensamientos en vez de hacer más sencillo el abismo, sólo lo hacían más tortuoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario